Estoy escribiendo un libro sobre cáncer, se va llamar “Si yo tuviera cáncer” y es un libro que está intencionado para darle la información correcta a aquellas personas que quieren evitar el cáncer, que quieren prevenirlo o a esas personas que están teniendo un ser querido con cáncer, que les gustaría ayudarlos de forma un poquitito más efectiva y tener una información correcta, algo que sea comprobable.
Mi libro está más que nada dirigido a las personas comunes y corrientes, no a los profesionales de la salud, a aquellas personas que necesitan tener una información, un cuadro más claro de qué es lo que está envuelto cuando hay una condición de cáncer y cómo evitarlo. He sabido por la información que he estado revisando, que hay una relación directa entre el problema digestivo de algunas personas y el cáncer.
En el año 1916 y hasta el año 1923 estuvo muy activo un profesor escocés que era un experto en biología, la biología es el estudio de los organismos vivos, de los componentes de los organismos vivos, las células y demás, este doctor era el doctor John Beard, que quiere decir Juan en español, Beard, beard como si fuera barba. El Dr. John Beard cambió la historia de la medicina, porque él era lo que llaman un embriólogo, estudiando el cáncer, me he entrado en comunicación mucho con que una de las curas o formas más efectivas de curar el cáncer, que están documentados, que han hecho estudios clínicos y demás, tiene que ver con algo que descubrió este doctor John Beard allá en el año 1916.
Los embriólogos lo que hacen es que estudian los embriones, o sea el estado inicial que sale del feto, que sale de la placenta, estudia los embriones y el desarrollo del embrión. Él estaba fascinado con el estudio de cómo un embrión se desarrolla hasta llegar a ser un mecanismo completo, un organismo ya autosuficiente, que ya no está pegado al útero de la madre, a la placenta y demás; entonces el descubrió algo fascinante, lo que él descubrió es que él quería saber qué hacía, por ejemplo cuando una mujer está encinta, está preñada, está en un embarazo, pues el abdomen crece mucho, pero ese abdomen crece mucho y dentro pegado al útero está una bolsa que se llama la placenta. La placenta es una bolsa protectora, que de hecho tiene una conexión a la sangre de la madre y los nutrientes de la madre entran a la placenta e inclusive sacan los desechos del embrión.
Básicamente lo que John Beard descubre, que dejó a otros investigadores que tenían que ver con cáncer, fascinados y de allí salió una de las curas que se habla del cáncer, pues hay personas que han logrado curar un cáncer o evitar que un cáncer progrese usando enzimas proteolíticas. Proteolíticas son enzimas que digieren las proteínas, hay enzimas para digerir los carbohidratos como amilasa y así, para el pan, para la harina, para el arroz. Hay enzimas, enzimas para digerir la grasa como lipasa, pero hay enzimas que son proteolíticas, por ejemplo hay una que se llama pancreatina.
La pancreatina es una enzima que el cuerpo de nosotros fabrica en el páncreas, todos nosotros tenemos el páncreas debajo del seno izquierdo. El páncreas es como del tamaño de su puño y ahí se fabrica la pancreatina, la razón por la cual usted puede comer carne, queso, huevo y demás, es porque todo eso que son proteínas se digiere fácilmente con la pancreatina, que la produce el páncreas. Hay otras enzimas proteolíticas como decir la que sacan de la piña que se llama bromelina, está la papaína que viene de la papaya que también es proteolítica, hay distintas enzimas, pero lo más poderosa del cuerpo es la que se llama pancreatina.
Beard descubrió que el embrión iba creciendo desde pequeñito, más grande, más grande, más grande y al llegar a los 9 meses dejaba de crecer y él se puso curioso a averiguar, qué hacía que ese embrión no siguiera creciendo a los 10 meses, a los 11, a los 12 y matara a la madre; y descubrió que lo que pasaba era que el páncreas del bebé, del embrión, empezaba a producir pancreatina llegando a los 9 meses, o sea que tan pronto el páncreas de ese embrión empezaba a producir pancreatina, esa enzima digestiva pancreatina le daba la señal a la placenta que era la bolsa de que no creciera más, ya el bebé estaba listo para salir.
Eso mismo lo uso luego el doctor William Kelley, que yo lo menciono en mi libro El Poder del Metabolismo y luego el doctor Nicholas Gonzalez, lo usaron, ese mismo descubrimiento de que descubrieron que las enzimas pancreáticas paran el cáncer, paran el crecimiento, porque lo que más se parece a un cáncer, lo que más se parece al cáncer, que opera prácticamente igual es la placenta. La placenta que carga a un bebé es lo más parecido, de hecho, las células cancerosas tienen las misma características de la placenta, es algo que se pega, que crea capilares, que crea venas y demás igual que la placenta, así que lo más parecido que existe a un tumor canceroso es una placenta.
William Kelley uso con mucho éxito las enzimas como la pancreatina, la que hace el páncreas, para parar el cáncer, hay muchas personas que están vivas hoy en día debido al descubrimiento que hizo el doctor William Kelley. Si una persona, yo quisiera evitar cáncer tendría que asegurarme de que mi cuerpo digiere muy bien las proteínas y si tengo que suplementar con enzimas como pancreáticas, enzimas digestivas que contengan papaína, que contenga pancrealipasa, que contengan bromelina que son enzimas que rompen la proteína, pues yo lo haría, porque esto es algo que se sabe que si no digiere bien, va a tener problemas hasta de cáncer y eso específicamente con las proteínas. Así que se usa las proteínas como la pancreatina, para controlar el cáncer, para evitar que crezca, para evitar que se forme un cáncer. Así que la digestión es muy importante. Y esto se los comento, porque la verdad siempre triunfa.
Frank Suárez
Especialista en Obesidad y Metabolismo